En el departamento de Córdoba, como
corregimiento número uno del municipio de Santa Cruz de Lorica se halla el
pueblo de San Sebastián de Urabá, plegado a la ciénaga grande…con el mismo
nombre del municipio. A una hora aproximada del también municipio de Santiago
de Tolú, puerto sobre el Mar Caribe en el departamento de Sucre, donde resido y
desde donde partía hacia aquel con la intención de compartir un pedazo de tarde
del jueves 6 de junio con los alfareros del poblado en referencia,
descendientes de los Zenúes, específicamente del otrora cacicazgo Finzenú, como
contribución a la ejecución de un hermoso proyecto que preside la Fundación …,
con el propósito de re-potenciar los vínculos de solidaridad entre los
artesanos de la alfarería en torno a
esta legendaria actividad, legado de sus mayores antepasados, a través de la
cual se testimonia la continuidad de una tradición que mantiene viva la memoria
de una de las facetas laborioso-artísticas de la cultura pre-colombina de los
Zenúes correspondiente a uno de los
núcleos poblacionales ubicados en los márgenes del río Sinú donde desplegó su
organización compleja los Finzenúes, uno de los tres epicentros de la cultura
Zenú junto a Panzenú y Zenufanes, entre los que se desarrolló una fluida y rica
relación de intercambios en los ámbitos más diversa de las actividades humanas
correspondiente a un nivel incipiente del desarrollo de las comunidades
indígenas previo a la empresa invasora del imperio Español y sus competidores
europeos.
Puedo decir que ya conocía a los más
notables artesanos del pueblo como a la señora representante legal de la
fundación aludida líneas arriba en virtud a
las referencias de la antropóloga Ritzy K. Medina Cuentas, profesional a
cargo de la investigación y la relatoría del proyecto en marcha, ya por vía
oral, ya a través de los avances de su narrativa etnográfica.
Debo reconocer que, al momento de
formalizar la relación personal con los artesanos organizados en la Asociación
de artesanos “La piedra de alizar”
del pueblo de San Sebastián de Urabá, Córdoba, y con la presidenta de la Fundación
para el apoyo y sostenibilidad de la Escuela de orientación y formación
artística para el desarrollo humano (FUNDAEOFAH), gestora cultural
Francisca López D. -previo a la charla concertada-, de mi cabeza emergía fresca
como las filigranas de la ciénaga grande
de Lorica, a lo platónico, las notas definitorias de las fisonomías y
perfiles humanos de mis interlocutores reunidos en caseta abierta y techo
parcial de zinc. Tomás R. Argumedo, Ronald de J. Correa, Ligia Susana,
Georgina, William y la señora Inés, entre otros (…).
Fue un acontecimiento, al tiempo que
social, de índole subjetivo, maravillosamente empático, que asociado a la
admiración y al respeto por el otro (en una relación de iguales), devino en encuentro esencial de orden
comunicativo que resultó profundamente gratificante y enriquecedor para las
partes. El introito estuvo a cargo de la naturaleza con un sorpresivo chaparrón
y su tamborear rítmico plural.
Reafirmar una afortunada raíz común
en los artesanos alfareros de San Sebastián de Urabá, ligamen de una génesis
étnico-cultura compartida en el mismo escenario geográfico después de seis
siglos, se constituyó en activo que vivificó el espíritu de los asistentes,
vinculado ésta a un horizonte con la dinámica de hoy y la perspectiva creativa
y renovadora del hombre contemporáneo en San Sebastián de Urabá para conferirle
vigencia a una actividad cuyo producto goza de la más auténtica de las
improntas artesanales. Impronta basada en la erótica de las manos de núcleos
familiares laboriosos y el barro, en la que concurren a la
vez, instrumental de trabajo elaborado
por la misma comunidad de artesanos, que es memorable homenaje a los fundadores de un
otrora universo cultural a través del acontecer cotidiano de un pueblo que
mantiene viva la memoria de su ascendiente portentoso: La rama Finzenú del
tronco común Zenú.
De tal cometido se ha derivar una pertinaz práctica de gestión
organizacional, incorporando sueños a la acción, y éstos en tanto actitud se
tornen inversión para trasformar. En tal dirección, tareas pequeñas no hay. Y todos
devienen en importantes. Por propia iniciativa corresponde hacer cosas y
diligenciar otras: Desde una valla y un monumento a la alfarería en la variante
de la carretera (destapado) que conduce al pueblo, hasta la asunción de
alianzas estratégicas con autoridades, institución educativa, organizaciones no
gubernamentales, hasta conseguir realizaciones a favor de la comunidad, de la
ciudadanía, de la célula corregimental y de su convivencia, protegiendo lo
saludable de la vida elemental y las buenas costumbres.
Mis estímulos y energía solidaria
para Francisca -mujer de voluntad insobornable y onírica visionaria-, y a los
artesanos todos con sus líderes de recia e integra personalidad no divorciados
del trajín y los afanes diarios de la comunidad.
Ramiro del Cristo Medina Pérez
Ciudadano educador.
Santiago
de Tolú, junio 9 - 2013